(#5) Entrevista a Ortiga: «los idiomas son como los instrumentos»
En este último número del año os contamos el concierto de Ortiga en La Salvaje y entrevistamos a la banda; además, nuestra colaboradora Cris Moran nos trae sus recomendaciones musicales de fin de año.
Es 3 de diciembre, desde esta atalaya parece que todo haya pasado, pero no son tiempos de tranquilidad, más bien de una euforia caníbal, de una huida atropellada como sucedería después de un motín carcelario. La pandemia del COVID ha dejado una marca indeleble en nuestras vidas en forma de trauma, y frente a los traumas el cerebro reptiliano sólo sabe hacer dos cosas: defenderse y huir.
A las 22:00, hora de apertura de puertas, hablamos con los responsables de La Salvaje: no quedan entradas. El concierto de Ortiga ha sido un éxito antes de empezar, con un sold out que colocaría aproximadamente a unas 120 personas en la pista de la sala. Tan sólo una hora después contemplaríamos un espectáculo de abarrotamiento, sudor, saltos, gritos anaeróbicos y bailes compuestos por movimientos arbitrarios y aleatorios. El exceso fue el merecidísimo premio a una generación que llevaba 628 días aguantando un mundo sin conciertos en salas.
Nadie mejor que Ortiga para relajar la tensión pandémica en ese oasis-casi-espejismo de finales de 2021 que apenas retuvimos en las manos hasta que se empezó a filtrar entre nuestros dedos, como quien intenta recordar un sueño. El ahora dúo gallego liderado por Manuel González “Chicho” (Santiago de Compostela, 1994), al que acompañaba João Alberto Ferreira Alves, el Messi de la bossa, no decepcionó a un público sediento de cumbia. Ortiga también ofreció una sorpresa a sus fans de Asturias con la aparición de Nuno Pico (Grande Amore), otro referente de la escudería Ernie Records, con quien recientemente ha publicado seis temas en el EP “Ortiga & Grande Amore presentan: Los Rastreadores”.
Antes del concierto hablamos con Chicho y João sobre su proyecto y alguna cosa más. Lo que sigue es una transcripción de la conversación que mantuvimos. Tanto preguntas como respuestas han sido mínimamente editadas por motivos de coherencia textual.
Bienvenidas a una nueva entrega de Cuarto y Mitad, una newsletter en la que podréis encontrar crónicas de conciertos, entrevistas a artistas y otras personalidades de la escena musical asturiana, ilustradas con fotografías.
Entrevista a Ortiga: «Los idiomas son como los instrumentos»
¿Ortiga es un proyecto más individual o colectivo?
Es un proyecto personal. Yo hago las canciones básicamente sobre movidas que me pasan e ideas que me surgen, aunque tienen cabida muchas ideas de otra gente. Joao participa prácticamente en todas las cosas. A lo mejor puede ser una idea suya, pero al pasarla a mis aparatos y a mi forma de trabajar…
¿Cómo vivisteis la pandemia?
Supongo que como el 100% de las personas, fatal. Habría que tener una vida muy miserable para que con la pandemia te fuese mejor. Nada nuevo… nosotros, la peña de la hostelería, todo fatal. Lo guay es que como parece que ya pasó, de puta madre.
El proyecto empezó hace unos tres años, y parte de vuestro éxito se produjo durante los meses de restricciones.
Sí, yo saqué el disco en el septiembre anterior a la pandemia. Entonces, sí que tuve tiempo a hacer bolos antes, pero el rollo me pilló justo en ese momento. La verdad es que, haciendo unas cosas u otras, siguió a flote.
El segundo disco prácticamente lo hice todo en pandemia, y claro, eso define mucho las cosas. Tengo ganas de hacer otro.
En las vivencias personales que comentabas, ¿se refleja la pandemia o intentaste obviarlo?
Intenté obviarlo, pero son temas de bajona. No digo “puto COVID, estoy aquí confinado”, pero creo que se nota una tristeza y una mierda horrible.
Vamos a hablar de algo que nos toca muy de cerca: vuestra colaboración con Rodrigo Cuevas, nuestro buque insignia. ¿Cómo surgió aquello?
Nos conocimos en un Prestoso Fest y fue super fugaz, porque yo tocaba y me iba y él justo llegaba para pinchar; él vio como 15 minutos míos y yo 15 minutos suyos, y quedamos en contacto. Siempre hablábamos de hacer algo, que molaría, y con las residencias de Radio 3 vimos la oportunidad para hacer la colaboración que queríamos, con un buen apoyo de recursos y medios de comunicación. Con los dos teniendo ganas y estando el universo a nuestro favor fue súper fácil.
“Gallegos y asturianos, primos hermanos”. ¿También en la música?
Sí, yo admiro desde hace tiempo a grupos de Asturias. Fasenuova era el ABC de la vida, o Balcanes; todo lo que gira alrededor de Humo me parece muy guay, o las propuestas del Prestoso o La Salvaje. Con Asturias me siento hermanado, hay un montón de bandas que me flipan, y supongo que aquí también habrá llegado Baiuca o Tanxugueiras.
Hablando de ese cluster de grupos gallegos, da la sensación de que empieza a pasar lo que ocurrió en Cataluña cuando se empezó a hacer música en catalán de cualquier estilo, mientras que hasta ahora parecía que la música en asturiano o gallego estaba reservada a unos estilos determinados.
Realmente sí qué pasa. Yo lo que intento precisamente es que no se reserve la lengua a unas movidas, sino que se abra. Está guay tener punk asturiano pero, joder, un trapero hablando bable molaría. Al final los idiomas importan súper poco, porque aquí te toca de cerca, pero tú escuchas un rollo en un dialecto alemán y dices “guapísimo, súper exótico, la puta hostia”. Normalmente tenemos nosotros mismos el telón ese más que los demás. Sí que noto que últimamente la peña en Galicia intenta abrirse más, pero esto ya ha pasó antes, yo no soy ni la primera, ni la quinta generación en hacerlo.
A la hora de componer, ¿notas más facilidad en gallego o castellano?
Depende. Lo noto por ejemplo en la formación de las oraciones. En gallego, igual que en asturiano, pones el pronombre al final. A veces quieres decir algo, y lo dices en castellano y es la hostia, y lo dices en gallego y no mola, y al revés. O, por ejemplo, como en gallego son la mitad de sílabas, dices “esto es así, perfecto”, y en castellano tienes que irte a otras movidas. Al final, creo que lo guay es usarlo como los instrumentos; yo tengo sintes y guitarras, y los cojo según me salga. Con el gallego y el castellano igual. Y a vivir, al final están todos borrachos (ríe).
Vosotros tenéis un sonido muy de verbena, ¿proyectos como el tuyo pueden hacer competencia a las orquestas?
No, porque la actitud no tiene nada que ver. Las orquestas son como un Spotify Premium itinerante, con listas de hits. Además, la producción que tienen a nivel logístico es impensable para una banda de nuestro circuito. Yo tendría que tener los mismos medios que Rosalía para hacer eso, y no parece que vaya a ocurrir. ¿Molaría competir con eso? Sí, pero son modelos de negocio distintos.
¿Por qué las guitarras heavy?
Porque tenemos pasado rockero-metalero, y porque mola descontextualizar ciertas cosas. Peña con Fender Stratocaster hay la hostia, y a mí me molan más las guitarras en “V”, me parecen más especiales y son de personaje; y no debe haber mucha gente tocando cumbias con guitarras en “V”. Hay que explotar la originalidad a fuego.
¿Qué referencias musicales tienes tú y que confluyan en un proyecto precisamente tan original y especial?
Como influencias directas, que digas “esta canción si no te lo cuento podría ser mía” me gusta mucho Toño Rosario, Omega el Fuerte, y Los Mirlos y cosas así; pero esto es como el vehículo final sobre el que pasan cosas. Nosotros somos rockeros-metaleros, pero a mí el rap y las movidas urbanas también me flipan. Al final, yo lo que intento es, dentro de la actitud y la sonoridad de la cumbia y el merengue, darle salida a mis inquietudes musicales que tienen que ver con el rock, a mis inquietudes letrísticas que tienen que ver con el rap, y a mis inquietudes de hacer lo que se me va ocurriendo.
La recomendación de Ortiga
Yo recomendaría “Esta pena que a veces teño”, de Grande Amore, una de las mejores canciones que he escuchado en mi vida entera.
Nuestro menú del día
Vuelve Cris Morán para llenar nuestros estómagos de buenas recomendaciones musicales con las que pasar la digestión de estos días de comilonas navideñas
Entrante:
shego - la kiero a morir
Shego, la villana más chula de la serie Kim Possible da nombre a este grupo punk lo-fi madrileño. Letras fresquísimas con potentes mensajes feministas, la respuesta que merecen los nuevos Bertín Osborne del panorama musical —no voy a dar nombres—. Como dicen ellas, “toma algo para bajar la fiebre / y una teta donde puedas llorar”. Ahí queda eso.
Plato principal:
Mundo Prestigio - La maison du bonheur
La escena musical gallega está en plena efervescencia últimamente, y se nota. Las guitarras se cambian por teclados y cajas de ritmos, lo que antes era noise y rock ahora es caribeño —ejem, Novedades Carminha, ejem—. No es de extrañar entonces que Mundo Prestigio haya virado hasta lo que nos ofrece en sus últimos trabajos; temas electrónicos con influencias soul y disco, incluso jazz. Un crisol de melodías muy apetecibles, siempre respaldados por colegas como Grande Amore o los Boyanka Kostova. Este tema en concreto recuerda mucho a la cuidadísima música electrónica francesa que está ahora tan de moda, unos Agar Agar pero de Vigo.
Nota de la autora: he alucinado con la canción “Quen quere falar” con Guille de Bifannah, temazo soul y... el tono de llamada de un Nokia.
Postre:
Papaya - Si tú quieres mi amor
Llevo días obsesionada con esta canción desde que la escuché en el dj set de las Ceremoña DJs, en La Salvaje. Pop ochentero latinoamericano maravilloso, siguiendo la estela de grupos como Bomba Estéreo. Definen su música como “guateque sensual” y no puedo estar más de acuerdo. Hay que bailar pegados, que ya lo dijo Sergio Dalma.
Cocktail:
Tina Charles, Bon Entendeur - I love to love
Acabamos siempre con un digestivo, o dos si se alarga la sobremesa. El gintonic de hoy es un clasicazo de Tina Charles en su versión más discotequera, si cabe. Una oda setentera al amor por el amor, que es Navidad y hay que ser buena gente y querer mucho y todo eso.
Otro cocktail, que estamos de vacaciones:
Yuri - Este amor ya no se toca
Ahora un vodka limón. Me hacéis el favor de poner “Este amor ya no se toca” de Yuri, que ya que sacasteis las lentejuelas para I love to love las tenéis que amortizar. Diva y señora del pop mexicano, después ya va Paulina Rubio. Además, como es de estas canciones que piden coreografía modo “actuación de fin de curso de la clase de 5° B”, ya tienes plan para entretenerte después de la cena de Nochevieja.
Para terminar
Igual que el Coyote persiguiendo al Correcaminos, nos confiamos pensando que nuestros dedos ya rozaban el fin de la excepcionalidad en la que vivimos, y nos hemos dado de bruces contra el duro principio de realidad. Seguimos peleando contra la pandemia del COVID. Afortunadamente, las vacunas no son marca ACME y parece que funcionan, aunque otras medidas parezcan equivalentes a llevar un talismán en el bolsillo.
Este número se planteo cuando todavía ni se esperaban nuevas restricciones y los conciertos en salas volvían a ser una realidad en nuestro día a día, desgraciadamente la evolución de contagios y hospitalizaciones nos devuelve, si no a la casilla de salida, a una anterior a la que ocupábamos. Cierran las salas y 2022 empezará sin conciertos, un durísimo golpe para las escenas underground en Asturias.
Lo único que podemos pediros para este año nuevo es que escuchéis música local, que regaléis música local —que todavía nos quedan los Reyes—, que la compartáis en redes y se la recomendéis a vuestro entorno, y que, cuando volvamos, sigáis llenando conciertos, disfrutando y dándole sentido al trabajo de toda la gente vinculada al sector.
Con conciertos o sin ellos, en Cuarto y Mitad seguiremos aquí, contándoos lo que pasa en la escena asturiana.