(#11) Cuerdo [Prestoso Fest]: «Si un artista toca cuatro veces al año por 20.000, ¿por qué va a tocar 20 por 1000?»
Hablamos con David Cuerdo (Prestoso Fest) sobre la última edición del festival, sobre las tendencias de la música en directo y lo que pasa con la abundante programación musical pospandemia.
El Prestoso Fest es uno de esos sitios de los que vuelves diciendo: es mágico. Es uno de esos sitios, también, a los que esa «magia» te obliga a volver. Es lo que pasa cuando alguien organiza algo con tanto mimo, dotándolo de una personalidad única en un momento en el que proliferan festivales cuyo valor principal no es precisamente diferenciarse, sino ofrecer lo que el público mainstream exige. Nosotros no podemos hacer otra cosa que preguntarnos: quosque tandem abutere, Mikel Izal, patientia nostra?
Pero no hemos venido aquí a hablar mal de nadie, sino todo lo contrario. Después de nuestras experiencia festivalera en este 2022, año de la resurrección, queríamos hablar con la gente que organiza el Prestoso Fest para que nos contaran cómo había ido su última edición, y conocer un poco más este proyecto que cada año da encuentro a amantes de la música en el perdido pueblo de Xedré.
Llegamos a La Salvaje (¿Dónde si no?) para vernos con David Cuerdo, uno de los responsables a cargo del Prestoso Fest, pero que también echa sus horas en La Salvaje, organizando el FIVO, el VeSu, y otros tantos proyectos. Como no podía ser de otra manera, le tuvimos que robar un rato mientras ultimaba cuestiones del festival de blues Chillie in your kitchen, organizado por El Tiempo Delicuescente, que se celebraba entre los días uno y cuatro de septiembre.
Bienvenidas a una nueva entrega de Cuarto y Mitad, una newsletter en la que podréis encontrar crónicas de conciertos, entrevistas a artistas y otras personalidades de la escena musical asturiana, ilustradas con fotografías.
Entrevista a David Cuerdo [Prestoso Fest]
Empecemos por el final. ¿Habrá Prestoso 2023?
No tuvimos todavía la reunión. No hubo ni mensaje al público. Solo hicimos el de colaboradores y patrocinadores. Sí que es una edición para pensar, analizar, reflexionar y moldear. Obviamente la intención de la organización es que haya Prestoso. Que no lo hubiera sería contra nuestra voluntad, o la cruda realidad. Una cruda realidad que siempre lleva existiendo con el Prestoso, pero el empeño y las ganas la han superado.
En nuestras cabezas sí, pero será el tiempo el que nos diga si sí o si no. Sobre todo creo que el Prestoso necesita moldearse y recapacitar.
Sabemos de la vinculación de la organización con Cagas del Narcea, pero ¿por qué Xedré? ¿Tiene algo que ver con la Noche Celta de Xedré?
No tiene que ver, pero sí hay una influencia. Precisamente Marcos, que fue el primero que me comentó esta idea loca me dijo que había una noche celta hace mogollón de años, que se congregaba mucha gente, y que el pueblo de Xedré siempre había tenido una conexión con la cultura, con esa otra cultura.
A mí se me hacía raro en la previa, el primer año, cuando subíamos a Xedré a los preparativos. Entrabas al Funsiquín y sonaba Siglo 21. Estás viendo agricultura, gente mayor, pero veías algo incentivado por la cultura. El nexo es ese, seguimos la tradición. No tengo claro si las localizaciones son exactamente las mismas.
¿Cómo es la relación con la gente del pueblo? ¿Es buena?
Sí, si no, no lo habría. Sí que creo que no identifican lo que es realmente el Prestoso. No es poner un pero a nadie. Al final todos miramos por nuestros intereses. Pero sí te da la sensación de que todo el mundo obtiene un rédito menos los locos que lo organizan, aunque ese no sea el objetivo final de organizar el festival.
A veces echas de menos que te echen un cable. Ojo, hay de todo. Hay gente que te ayuda un montón, pero hay otra que no tanto y que son los que más beneficiados salen.
Vimos vídeos posfestival en los que mostrabais cómo todo había quedado limpio. ¿Esperabais otra cosa? ¿Estabais preparados para otro resultado menos cívico?
No estábamos preparados para otra cosa. No entraba en nuestros planes. Desde el principio caló mucho entre los asistentes. La idea es que caiga de cajón, y es genial que no tengas ni que poner un cartel avisando. A nadie se le ocurre tirar un papel al suelo en Xedré. El entorno te lo pide.
¿Se cumplieron las expectativas?
Artísticas, sí. Este fue el año de más trabajo y más presupuesto para el Prestoso. El nivel de las bandas, sean más o menos conocidas, creo que, a posteriori, cualquier persona que acuda al festival ve que no va cualquiera. Y no en el mal sentido, sino porque la banda que va, es por algo.
Por la parte del trabajo, creo que sí. Sobre todo dentro de nuestras posibilidades, con un equipo de trabajo de cuatro personas y otras cuatro. La inmensa mayoría de festivales no son así, hay una persona para cada parcela, y aquí al final somos cuatro corazones intentando tomar la mejor decisión posible, entregando muchas horas de trabajo durante los doce meses del año. Por esa parte, sí, se cumplieron las expectativas. Es un orgullo personal, o laboral, aunque no sea nuestra actividad principal: lo sacamos.
Luego está la parte resultadista, que es imposible obviarla. Este Prestoso presupuestariamente fue infinitamente mayor que el anterior, que fue el mejor en cuanto a resultados. Económicamente, los de esta edición son horribles. No se puede maquillar. Se nos quedaron por el camino unas 300 personas, que en un festival como el nuestro es vital. Nuestro presupuesto no se hace en base a sponsors, sino en base a los abonos que quieres vender.
Fue muy arriesgado en cuanto al cartel, salirse otra vez de lo habitual, y el hostiazo de la última semana de Pongo.
El cartel de esta edición ha tenido menos “estrellas” que las ediciones de 2019 y las frustradas del 20-21. ¿Fue algo buscado o una necesidad? ¿Sentisteis que afectara?
El Prestoso siempre tiene por lema hacer de las necesidades, virtudes. El festi que estaba programado para 2020 y 2021 era una puta locura, y lo era a posteriori. Ojalá hubiéramos podido acceder a ese cartel, pero solo pudo ser esa edición. Hoy en día hay un artista que cobra ahora ocho veces más que cuando lo habíamos cerrado. Y ese era el techo de nuestra historia. Y, sin embargo, para que te des cuenta de cómo avanzó el mercado, el cabeza de cartel de este año ya es más caro que el de 2019. Y, en cambio, en repercusión estamos valorando que en 2019 había bandas mucho más conocidas.
Nosotros tenemos un Prestoso A, un Prestoso B, etc., porque una cosa es lo que queramos y otra es a lo que podemos hacer. A partir de ahí, sea el A o el F, nunca va a perder la esencia. Él mató a un policía motorizado está casi hermanada con el Prestoso, estaban Los Punsetes, mis queridos Viva Belgrado, estaba Sen Senra… Mirando un poco por lo importante. Y luego seguía habiendo otras bandas como Elle Belga, estaba Tiger & the Homertons, una banda francesa que descubrimos de petaca y con la que flipamos. Siempre se intenta compensar la parte alta con la parte baja.
Se echa de menos un abrazo digital. No venimos aquí a hacer una mera transacción económica. Es lo que más influye a la hora de pensar en dejarlo.
Pero tú bien sabes que, aunque a una persona una banda le parezca más importante que otra, en el Prestoso ni se cambian las fuentes de tamaño en los carteles, ni hay un cabeza de cartel, porque no podemos aspirar a ello. No podemos tener a un artista vendiendo tickets. Quien va al Prestoso no va a ver a un artista, va a pasar un fin de semana en Xedré porque hay 13 bandas tocando. Entonces creo que no es disruptivo. La esencia del Prestoso está en ambos. Lo que pasa es que el mercado, la pandemia… hay muchas variables que nos hacen tirar por un sitio o por otro.
El dibujo es ese. Tú imagínate que este cartel es más caro que aquel. ¿Qué pasó por medio? Pasaron dos años, una pandemia donde la mayoría de conciertos fueron de iniciativa pública… y a mí todo me parece superrespetable, pero si un artista toca cuatro veces al año por 20.000, por qué va a tocar 20 por 1000. Eso lo decide cualquiera. Luego hay bandas y bandas, hay algunas cuyo discurso se cae en el minuto uno, y hay bandas que se mueren por su discurso, y esas serán las que siempre vayan a estar en el Prestoso.
En cada edición habéis hecho una apuesta por bandas nacionales, alguna extranjera y siempre una o dos locales. No obstante, en 2022, ninguna de las bandas locales tocaron en el escenario del recinto.
Siguiendo las preguntas anteriores, nos encanta rascar en el mercado internacional, y es que ahora mismo es más barato que el nacional.
Fue una decisión artística. Tanto Elle Belga como Gente Terrible me flipan. A Elle Belga no le veo sentido meterlos en el escenario grande de Xedré. Lo veo más disfrutable en un entorno cuidado, mimado… Con Gente Terrible pasa lo mismo, y es muy personal. A mí Gente Terrible me siguen ganando en formato acústico. Claro, sin buscar una competencia ¿a qué banda quito de arriba para abrir para que Elle Belga o Gente Terrible lo hicieran? Además que este año se quitó un slot cada día.
Creo que ambas localizaciones fueron lo mejor, además con actividades gratuitas en las que se crea una embajada que une música y terruño. Esta es una de las líneas que, de seguir el Prestoso, se van a potenciar.
¿Cómo se gestionó la cancelación de Pongo y la llamada a VVV [Tripin’You]?
Creo que era jueves o viernes de la semana anterior. Es el habitual dilema de este mundo entre lo profesional y lo humano. Nosotros llevamos años intentando anteponer lo humano a lo profesional, y no hay manera. Nuestro aviso fue un whatsapp copiando una frase en la que ponía: «que se aleguen motivos personales». Yo respondí y dije que no podía perder tiempo en enfadarme ni en lamentarme ni en decir lo que pensaba. Que me olvidaran, entre comillas, y que ya hablaríamos.
Yo lo que tenía que hacer era buscar una banda para sustituir a la artista sobre la que se había hecho el resto del cartel. Caché más alto. Lo tenía todo. Una artista que, cuando la contratamos, era relativamente emergente, aunque estuviera con Virgin. Llegaba tras el Sónar y varios festivales europeos en un momento perfecto.
Imagínate, unas ganas de potar asquerosas. El hecho de contárselo a Juanín, a Álex y a Meru me daba hasta una especie de miedo personal, incluso sabiendo que estaban en mi mismo barco, pero el interlocutor era yo. Necesitaba parar un momento y luego les mandé un audio. Creo que todos estamos de acuerdo en que hay que anteponer el espíritu del Prestoso. Y, como muchas veces en estas cosas la gente no da la cara… Obviamente no íbamos a poner una frase de «por motivos personales». Para evitar cualquier tipo de duda de «como no vendieron los abonos esperados se quitaron al cabeza de cartel» y milongas que sabemos que se tienden a pensar, fuimos por el lado contrario. Decir lo que hay, y listo.
No nos entra en la cabeza cobrar por recuperar el dinero de la pulsera o por salir del recinto.
Ese echar de menos siempre un capote, un abrazo digital, o algo, es algo que a lo largo de los años se echa más en falta, y es uno de los factores que más influye a la hora de tomar decisiones feas como no seguir. No estamos aquí para que solo sea una transacción económica de «tú vienes, tocas». Es mucho más un quien quiere estar en el Prestoso es porque quiere. Sin comparar bandas, prefiero que vengan Manolín con su guitarra, que esto.
Si yo cancelo una actuación de un artista, se me cae el pelo. El artista no viene y yo tengo que pagar. Que me parece guay. Pero, si tú me cancelas, yo tengo que decir «ok» y qué. No teníamos ninguna obligación porque no se había cancelado el 40 % del cartel, que era el supuesto en el habíamos dado a la gente la oportunidad de recuperar su abono.
Hay cosas que no nos entran en la cabeza, como cobrar a la peña por recuperar el dinero de la pulsera o por salir del recinto. Quien quiera ir a esos festivales, por supuesto. Supongo que es inevitable, porque hay un negocio aquí. Pero todo esto tiene que tender a una competencia humana o artística en la que la balanza esté equilibrada. Porque, si no, esto se va de madre, si no se fue ya.
De eso quería hablar. Este verano vimos a algún que otro festival pidiendo ayuda, o al Brillante, que canceló un día entero
Lo respeto, pero no lo comparto. Por esa regla de tres, el treinta por ciento de las cosas que hago deberían cancelarse. Ayer lo comentaba con mi pareja: tiene que ser una putada verte obligado a hacer esa publicación, pero nadie me obliga a hacer un festival. Hay un factor de riesgo que, si no vendo abonos, es lo que voy a tener que pagar. Conforme vaya vendiendo abonos, esa deuda infinita se va a ir a menos. Y sé que son festivales que tienen corazón, no es un Primavera Sound. Yo no puedo decir: «Xuan, no vendí entradas, compra un abono». Al contrario, aquí en La Salvaje, cuando no vendo entradas, invito a mis amigos para que el grupo no se sienta desarropado.
Ahí hay una decisión muy gorda, y las maneras de ver las cosas son muy diferentes. Lo respeto, pero imagínate que un restaurante no tiene gente y pone un post: «No tenemos peña, hoy tenemos cero mesas y nuestra comida es una mierda, pero da igual. Tú ven, paga 24 pavos, y te damos el menú de mierda».
¿Tú quieres que la gente venga a tu evento por pena? Prefiero que las 600 personas que vayan al Prestoso se mueran por ir. Tenemos que ser los primeros que pongan en valor lo que tenemos entre manos.
¿La alta afluencia de festivales influye en el público de salas? ¿Hay posibilidad de derivar parte del éxito?
No. Taxativamente. No hay posibilidad.
Estamos pagando 35 pavos por ver a Metronomy, Primal Scream, y a no sé quién más. A mí me dices de pagar 35€ por ver a Metronomy e igual incluso lo prefiero. Estamos cambiando mucho el consumo de la música al vale todo. Al fui de festival contra vi a esta banda. Me parece bien, todos fuimos jóvenes. Pero yo tenía mis líneas rojas marcadísimas en cualquier festival porque quería ver a una banda. ¡Cuántos conciertos a la solana me comí! Y luego hay gente que entra a las 11 de la noche al recinto. Que quién soy yo para juzgar a nadie, pero eso es consumo de asistencia a festivales, y no sé si eso es cuidar la música.
Nosotros no somos los idóneos para quejarnos porque tenemos una programación muy guay y gente muy fiel, pero luego te das cuenta de que una banda que viste con 1000 personas en un festival, aquí se las tiene que pelear para vender 12 entradas.
Un artista es un todo. Lo entiendo. Es el talento, la propuesta artística, la oficina, la comunicación, y a partir de ahí nos creemos todos hasta donde podamos. Y lo hablábamos antes, a mí me encanta traer bandas por primera vez, pero claro, eso está reñido con que la banda tiene que cobrar, el técnico de sonido tiene que cobrar. Y para que un concierto sea viable…, hay palmadas antológicas, pero calcula que para que una banda de fuera de cuatro o cinco integrantes se vaya a cero debería vender 60 tickets, y vender 60 tickets, en una ciudad tan bien educada como Oviedo, es difícil.
Tan malo era lo nada como perjudicial me parece lo mucho pero mal coordinado.
Luego hay otro tema. Hay mucho festival en nuestra afortunada ciudad. Hace 15 años sería impensable una ciudad con toda la programación musical tanto pública como privada, pero no sé si está bien coordinado. Tan malo era lo nada, como perjudicial me parece lo mucho pero mal coordinado. No sé si estamos educando a la gente o si la estamos deseducando. Éramos una ciudad sin ningún apoyo público para hacer programación musical. De pronto, cogió cuatro o cinco agentes culturales, o mongoles de la vida que quieren organizar conciertos, y se fue creando un caldo de cultivo, se crean salas, cada vez nacen más grupos... Y, de repente, llega la cervecera nº1, la cervecera nº2 y la cervecera nº3. ¿Qué pasa? ¿Cachés? Por los aires.
He tenido un artista aquí dos días seguidos llenando la sala. 130 más 130. De pronto lo contrata la cervecera de turno para tocar en Tribeca y se vendieron 20 tickets. Decidme cuál es la verdad. Nos atañe a todos. A mí me encantaría pagar al artista cinco veces más, pero hay que buscar un equilibrio. ¿Tú crees que un artista acostumbrado a petarlo disfruta con 20 asistentes? Ni la comunicación funciona, ni la sala es la correcta, porque las salas tienen vertientes, tipos de música con los que la gente se identifica. No vale todo. El dinero no lo hace todo.
Y con el Ayuntamiento pasa lo mismo, sin decir que sea malo. Pero todo eso que se le vende a la gente, incluso ciclos vinculados a las salas que nacieron en pandemia, se supone que para apoyar a las salas, no es así. Todo requiere una lectura mucho más pausada para optimizar los recursos.
Nosotros ahora nos enfrentamos a una temporada de ocho meses de programación en la que no sabemos si la gente está dispuesta a pagar 6€ o 10€ por concierto.
Tengo muchos dilemas. Para mí la verdad es el Prestoso. Y cuando dejemos de trabajar en estas cosas, va a ser de esa manera. No lo vamos a hacer de otra forma.
Recomendación musical
The Haunted Youth, los belgas, que estuvieron en el Prestoso.
Para terminar
Este noviembre y aproximadamente hasta la primera semana de diciembre está en marcha en Oviedo el ciclo de conciertos y actividades Ciudad Sonora. Esto no hace más que ampliar la ya extensa programación de música en directo en Asturias. Se suma así en estas fechas al Festival Internacional de Videoclips de Oviedo (24-26 Nov.) y al Gijón Sound Festival (11-19 Nov.)
En cualquier caso, desde aquí nos permitimos el lujo de recordaros que la escena independiente asturiana necesita vuestro apoyo todo el año, con los conciertos gratuitos y también con los de pago.
¡Nos vemos en las salas!